Este 2017 Marvel Studios se ha portado muy bien con nosotros. Tres películas enmarcadas en su universo compartido, recuperando personajes a los que habíamos perdido la pista y recuperando a una de sus vacas sagradas, como ha sido Spider-Man. Este último tramo del año cierra con Thor Ragnarok, tercera película del dios del trueno, al que no veíamos desde La Era de Ultrón. Y lo cierto es que había ganas de ver con qué iban a sorprendernos tras dos películas que no terminaron de funcionar todo lo bien que esperábamos algunos. ¿Remontaría la franquicia más floja de Marvel o volverían a dejarnos fríos?
Para empezar, nuevo cambio de director. Taiki Waititi, un neozelandés muy poco conocido detrás de la cámara pero al que, intuyo, no van a faltarle proyectos a partir de ahora. La película también contaría con la presencia de Mark Ruffalo, encarnando de nuevo a Hulk, y Tom Hiddleston, retomando su carismático Loki, además de otras caras conocidas como Karl Urban, Jeff Goldblum, Tessa Thompson y Cate Blanchett como villana principal. El resto del cast, repiten mismos actores y se añade algún cameo que ya aparecía en cierta escena post-créditos de cierta película.
La película arranca con un Thor encadenado y apresado que, tras su última aparición con los Vengadores, decidió recorrer los mundos conocidos buscando las piedras del infinito. Mientras, su hermano Loki gobierna Asgard haciéndose pasar por su padre Odín mediante engaños e ilusiones. Tras el regreso de Thor a su reino, y el consiguientes desenmascaramiento de su hermano, ambos parten hacia la Tierra para buscarle. Cuando lo hacen, Odín les anuncia que el Ragnarok, la gran profecía que vaticina el final de Asgard, está próximo y que Hela, la diosa de la muerte y primogénita de Odín ha quedado libre para desatarlo. Justo en el momento en el que intentan acceder de nuevo a Asgard para adelantarse a los planes de Hela, sufren un percance que los lleva hasta el mundo de Sakaar. Tras ser apresado, Thor se reencontrará con Hulk, quien se ha convertido en una especie de campeón gladiador al que todo el mundo admira y venera. Junto con Loki y una antigua valkiria de Asgard, Thor tendrá que formar grupo para salir de aquel planeta, regresar a Asgard y enfrentarse a Hela y a su destino.
Con todos estos elementos, Thor Ragnarok tenía una misión principal: reconciliarse con los fans del personaje que veían como su franquicia era la más floja de todas las presentadas por Marvel. Siempre ha dado la sensación de no encontrarle el punto exacto a un súper que lo tenía y tiene todo para ser el que más lo petase en cada estreno de sus películas. En El Mundo Oscuro se consiguió a medias, pero el nulo carisma de sus personajes secundarios, como Natalie Portman y toda la pandilla de científicos que la rodeaban, hacían bajar enteros la cinta. Y es que cada vez que el dios del trueno baja a la Tierra en solitario, la cosa no funciona. Así que en esta tercera parte se opta por un entorno más cósmico, alejado de nuestro planeta ni de las nimias amenazas que tiene para todo un Thor. A diferencia de sus predecesoras, la acción en la Tierra en Thor Ragnarok es casi testimonial, ofreciéndonos los minutos justos para justificar encuentros y acciones. Con esto podemos decir que esta cinta sí que comprende dónde mola más Thor y lo explota.
La película también gana en ritmo y acción, haciendo de esta la aventura más trepidante de Thor. Se opta por un tono que vira más hacia Guardianes de la Galaxia, quizá por hacer una conexión entre franquicias o quizá porque han copiado una fórmula que con ese grupo en concreto funciona como un reloj. Música hortera con sintetizadores, humor desde el minuto uno, colores chillones y un grupo desestructurado nos llevan continuamente a la Milano y a rememorar las andanzas de Star Lord y su grupo de guardianes. Y es que Thor funciona mejor en grupo que en solitario, pero en lugar de tirar de sus amigos y compañeros asgardianos, se sacan de la manga esta cuadrilla compuesta por Thor, Valkiria, Hulk y Loki (este último más convertido en un antihéroe que en el villano que todos vimos en la primera de los Vengadores). También le suben el componente humorístico bastante, apostando por esa vena que tan bien supo explotar Chris Hemsworth en La Era de Ultrón y que subió puntos de carisma al personaje. Otro aspecto que en que destaca es en la acción, y es que la película no se cansa de apostar por escenones molones, combates brutales y una puesta en escena que quita el aliento, todo bien conjugado con un diseño de producción que, si bien te puede chocar al principio, no desentona y te acabas acostumbrando a él.
Pese a todo, la película presenta dos problemas que son evidentes: el argumento y la falta de epicidad. Algunos ya se estarán echando las manos a la cabeza pensando que cómo puedo afirmar que una peli, donde Thor y Hulk se zurran, puede carecer de épica. Tranquilos que os lo voy a desarrollar. Para mí, la cinta falla en el desarrollo de su argumento, el cual deja en el aire muchos detalles que, de haber sido desarrollados, hubieran redondeado más el producto final. Un poco más de dos horas para desarrollar una historia que pretende recoger la esencia de dos grandes obras del cómic, como son Planet Hulk y Thor Ragnarok, se me antojan escasas, precipitando muchos de los acontecimientos y dando más la sensación de videoclip largo que de largometraje. Además, el montaje no me ha convencido. Es como si la película se hubiese montado con prisas, sin cuidar bien las transiciones entre escenas. Sí, puede que buscasen ese tono ochentero, pero lo que funciona con los Guardianes no acaba de encajar con Thor.
Por otro lado, pese a los combates, los golpes y los grandes efectos especiales, Thor sigue sin aprovechar todo su potencial como franquicia. Es un personaje con un “lore” tan rico a sus espaldas como para montarte un pseudo Señor de los Anillos, con grandes batallas en Asgard, comandantes molones, artefactos mágicos y naves imposibles. Y todo se reduce a combates singulares aquí y allá, mucha escena de postureo para lucimiento de los actores y poca escena de batalla y guerra real. Se desaprovecha todo ese entorno entre el fantástico clásico, lo mitológico y lo cósmico una vez más, dejándonos claro que no vamos a ver esa concepción de Thor en este universo. Puede que sea la falta de presupuesto, por muy locura que pueda parecer esto. Tal vez sea que algunas de estas películas son meras transiciones hasta las Guerras del Infinito. A saber… El caso es que Thor sigue siendo el “bluf” de los Vengadores en solitario.
Mi conclusión es que nos encontramos ante la mejor parte de tres de esta franquicia, pero no por eso resulta un tanto decepcionante. Entretenida, simpática, loca y en ocasiones macarra, pero sigue dejándonos con ese regusto de oportunidad perdida para darnos de Thor lo que queríamos. ¿La recomiendo? Desde luego, es Marvel y Marvel no falla. Tendréis espectáculo, acción, humor, cameo de Stan Lee… Todo lo que nos gusta. Pero me queda la sensación de que, pese a que la fórmula sigue funcionando, tal vez esté dando sus primeras muestras de agotamiento, al menos con sus franquicias más antiguas.
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